Cómo olvidar la crisis de la heroína en los años 80 que casi termina con una generación. Pues esta droga vuelve a ser protagonista en Cartagena. A pesar de que el consumo de esta droga opiácea estaba en niveles bajos, asociaciones de ayuda a drogodependientes de Cartagena, han podido observar un aumento creciente del número de adictos a esta droga.
Algo similar ocurre con la cocaína, aunque esta droga no llegó a presentar niveles bajos de consumo como la heroína. En 2018, se pudo observar por primera vez, que el consumo de cocaína llegó a superar al del alcohol. Las últimas redadas de la Policía Nacional en la ciudad han tenido como protagonistas estas dos drogas.
Muchas asociaciones afirman que en no mucho tiempo serán visibles los daños ocasionados por estas drogas que siguen en la calle, debido al incremento de personas que acudirán a ellos en busca de ayuda.
Síndrome de abstinencia
Los síntomas producidos por el síndrome de abstinencia son diferentes en el caso de cada droga, aunque sí que algunos de ellos son compartidos por todas. Como pueden ser: ansiedad, irritabilidad, alteraciones del sueño y sobre todo el «craving». La intensidad de los síntomas depende de la cantidad de droga que se consuma, la frecuencia, vía de administración…
A continuación vamos a mostrar los síntomas que se presentan en el síndrome de abstinencia de la cocaína y la heroína.
Cocaína
- Depresión
- Irritabilidad
- Insomnio
- Cambios en el apetito
- Náuseas
- Letargia
- Anergia
- Enlentecimiento psicomotor
- Trastornos en el ritmo del sueño
- Hipersomnia
- Apatía
Heroína
- Lagrimeo
- Rinorrea
- Irritabilidad
- Temblores
- Bostezos
- Piloerección
- Pupilas midriáticas
- Insomnio
- Vómitos
- Diarrea
- Calambres musculares
- Pérdida de apetito
Testimonio
Comencé a consumir alcohol con 12 años con mis amigas, el típico botelleo, a los 17 años fueron los porros y con 19 la cocaína y siendo culpable siempre la fiesta. A los 25, conocí la heroína, cuando la vi me eché a llorar por lo que hizo en los años 80, pero cuando la probé me cautivo, de tener mi trabajo y mi familia a perderlo todo y vivir en la calle pasaron 3 años. Mis padres hicieron todo lo posible para ayudarme, pero cuando uno no quiere… así pasaron 10 años hasta que me vi con 35 años y 35 kilos de peso en un garito de consumo cerca de la muerte día a día. Un día mis padres denunciaron mi desaparición, entré en el hospital y de ver el cadáver en el que me había convertido comencé un proceso teniendo siempre presente que había estado al límite de morir mucho tiempo. Mi proceso en una comunidad terapéutica fue perfecto pero al volver a casa volví a caer en lo mismo, fue cuando entré a AMAS cuando aprendí a vivir en libertad sin sustancias, llevo 4 años abstinente. Ahora trabajo en AMAS, vivo con mi pareja y soy responsable de mí misma e intento concienciar a muchos otros de lo que nos hacen las drogas. |
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